Una pieza fascinante: la Quimera de Arezzo
Una de las piezas de origen etrusco más conocidas por el gran público es sin lugar a dudas la Quimera de Arezzo. La escultura actualmente forma parte de la colección del Museo Arqueológico Nacional de Florencia.
Se trata de una escultura de bronce (con dimensiones 182 x 80 cm.) datable alrededor del siglo IV a.C. (380-360 a.C.) que representa una quimera, un ser mitológico con tres cabezas (león, serpiente y cabra) engendrado por Equidna y Tifón. Este ser en la mitología griega encontraba la muerte a manos del héroe Belerofonte acompañado por su fiel caballo Pegaso.
El mito de la quimera nació en Grecia pero, como testimonian la escultura y otros restos hallados en los yacimientos etruscos de la actual Toscana, el mito debería ser bien conocido por las poblaciones de Etruria.
La escultura fue hallada en el 1553 durante los trabajos de construcción de un bastión de la fortaleza Medicea en la ciudad de Arezzo. Cuando la escultura fue desenterrada resultó no ser completa faltando la cola, de la cual se recuperó una pequeña porción.
El descubrimiento llamó de inmediato la atención de Cosme I de Médici, que exigió que la Quimera de Arezzo le fuera entregada para poder exponerla en el Palazzo Vecchio en Florencia como símbolo de poder de la familia de Médici.
En el 1718 se dispuso el primer traslado de la escultura desde el Palazzo Vecchio hasta la Galleria degli Uffizi. Alrededor de mediados del mismo siglo se tomó la decisión de restaurar la escultura dotándola de la parte que le faltaba. No se sabe con seguridad si la restauración fue llevada a cabo por Francesco Carradori o por su maestro Innocenzo Spinazzi. Lo que sí sabemos con certeza, como nos señalan desde el mismo Museo Nacional de Florencia, es que el reintegro de la cola no fue hecho por Benvenuto Cellini como indican muchas fuentes locales.
¿Por qué es tan importante determinar quien llevó a cabo su restauración?
La respuesta es muy sencilla. La reconstrucción de la cola de la escultura se hizo produciendo un error muy vistoso.
En la restauración la tercera cabeza del ser mitológico debería estar proyectada hacia adelante. El escultor encargado interpretó que la tercera cabeza (la de la serpiente) debía ir orientada hacia la cabeza de la cabra mordiendo su cuerno, cometiendo un error muy grave de interpretación.
Este hecho demuestra que desde siempre se han cometido errores muy grandes en la restauración debido a la participación de personal no especializado. En defensa del restaurador de la Quimera de Arezzo, reconocemos que los criterios de restauración de la época eran diferentes de los actuales.
En el 1870 la Quimera de Arezzo se trasladó por última vez, formando parte de la colección del Museo Arqueológico Nacional de Florencia siendo catalogada como la número 1. Desde entonces la podemos admirar en el Palazzo Crocetta, sede de la institución museal Florentina.
Para saber más sobre el Museo Nacional de Florencia podéis leer https://archeoandrea.com/museo-arqueologico-nazionale-firenze/
Andrea Vincenti.
Arqueólogo y cooperante. Viajero y Knowmad.